miércoles, 1 de abril de 2009

Cambio democrático

Por fin. Ya es oficial. El PNV dejará el poder después de 30. La mayoría que ahora componen los partidos constitucionalistas ha provocado que, por primera vez en la historia (o segunda, si se considera lehendakari a Ramón Rubial) un socialista, Patxi López, será lehendakari. Además, estará apoyado en la investidura por el otro gran partido a nivel nacional, el Partido Popular.

Precisamente sobre este apoyo es de lo que quiero hablar. Cuando llega la hora de los pactos, lo primero que miran muchos partidos es el reparto del pastel, el poder que ostentará cada parte firmante de un acuerdo. Poco importa los beneficios a los ciudadanos. Sólo importa el poder. Un ejemplo: el Pacto del Tinell que llevó al poder a PSC, ERC e IC.

Sin embargo, el Partido Popular de Euskadi no ha pedido nada de ese poder. Ha pedido que haya un cambio en las políticas. Y es eso lo que se ha firmado. Nada más. Una televisión pública que sea eso, un servicio público. Algo tan obvio como que los padres puedan escoger la lengua en la que educan a sus hijos. Y algo tan sano democráticamente hablando como que los presos de ETA sean considerados presos de ETA, y no víctimas de la represión del estado español y, como tales, merecen dinero público y otros beneficios.

Y es que lograr cosas tan esenciales es un gran paso en Euskadi. Esta comunidad autónoma es el único territorio en Europa que tiene instituciones sancionadas democráticamente y que, sin embargo, muchos de sus ciudadanos se ven obligados a pedir libertad. Es el único sitio de Europa en el que la libertad ideológica puede ocasionar sentencias de muerte. Donde más de medio parlamento está amenazado por tener una ideología y se ve obligado a llevar escolta.

Desde la modestia de este blog quiero felicitar a dos personas. Arantza Quiroga, nueva presidenta del Parlamento Vasco, y primera persona del Partido Popular que ostentas dicho cargo, y a Antonio Basagoiti, un gran político que ha irradiado su optimismo a una parte de la sociedad vasca que necesitaba mirar adelante.

Por fin los demócratas podemos gritar ¡Viva Euskadi en libertad! (aunque no queramos decir lo mismo que otros).

Bases para el cambio democrático al servicio de la sociedad vasca

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